Add parallel Print Page Options

¡Nadie hay que invoque tu nombre,
que se despierte para apoyarse en ti!
Por eso escondiste de nosotros tu rostro
y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
Ahora bien, Jehová, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro y tú el alfarero.
Así que obra de tus manos somos todos nosotros.
No te enojes sobremanera, Jehová,
ni tengas perpetua memoria de la iniquidad.
¡Míranos ahora, pues pueblo tuyo somos todos nosotros!

Read full chapter